Despierta... La experiencia en la Tierra llegó a su fin. Regresamos...
Aprendiste sobre el amor, la desesperación, la tristeza y la alegría.
Experimentaste sentimientos y en tu caso, un crecimiento del alma que te acerca una nueva existencia a la que solo se puede acceder, pasando antes por aquí.
El desafío de la experiencia humana ha sido sin duda agotador. No es para cualquiera y sin embargo es parte de un sistema muchísimo más grande.
Creo que si me decían antes todo lo que iba a pasar, sin duda hubiera dicho que sí (claro que sí, porque ¿de que otra forma hubiera sido posible experimentar toda la gama de sensaciones humanas sino es siendo humano?).
Tengo que confesar que estando dentro del mundo terrícola, la cosa cambia. La incertidumbre, la incerteza, la falta de seguridad que sufrimos cuando desconocemos la trascendiencia que ahora, ya libres de la montaña rusa que es la condición humana, damos por sentada... Toda esa fragilidad de consciencia es verdaderamente un desafío.
Puedo afirmar también, ya después de la experiencia, que no me arrepiento de haberla transitado. A pesar de todas las dificultades. Y no se si tanto por las alegrías, que valoro, claro está, sino por la sabiduría de las cicatrices adquiridas. Aunque me quedé con la sensación que faltó mucho por aprender (más que una sensación, es también una certeza, sí).
En definitiva, ha sido tremendo viaje y ya ha terminado.
Tengo la posibilidad de volver, de dar otra vuelta más... No estoy tan seguro. Valió por supuesto el paso por ese mundo, pero no sé si quisiera repetir el proceso, y menos si no puedo hacer vívido en mí recuerdo el aprendizaje anterior. Quizás no alcance con la intuición de un alma vieja que llega de nuevo a dar otra vuelta... No, creo que no alcanza, me la voy a pegar un montón de veces más. Si de hecho esa es la idea... ¿Por qué volvería entonces?
Solo se me ocurre que lo haría por los demás. A Buda eso fue lo único que lo retuvo... Lo entiendo. No sé si soy tan necesario, todo lo que hay que transmitir, ya ha sido dicho, solo que pocos escuchan.
Es lindo despertar también. La paz y la armonía vibrando en el todo, es imposible de describirle a un humano.
Es tan llamativo que vivan en esa incertidumbre, inmersos en la ley de la finitud, cómo si fueran certezas incuestionables. Es que solo con ellas se puede entender la razón de la creación.
Uno cree que el destino de grandeza, de plenitud o de felicidad (si es que existe como tal) es una ruta que seguimos y que segun el tipo de conductor que seamos, podemos alcanzar o no. ¡Que poco entendermos el plan!
No sé si quiero otra vuelta... No hay ninguna experiencia que desee con tanto fervor volver a transitar... casi ninguna, bah.
Por ahí el tiempo lineal, el amor verdadero de esos en los que se nos va la vida, las noches de verano... Privilegios que pocos tienen y aún menos reconocen como tales. En fin.
La clave es saber que las vicisitudes y los sinsabores, son solo parte de algo más grande, mucho más incluso que un periodo vital.
Estoy despertando, pero quizás me quede un ratito más...