viernes, 25 de diciembre de 2009

El angel caído desconocido

En alguna terraza de la calle Mayor de Madrid está la menos conocida de las estatuas sobre un ángel caído. Como llegó este ángel a caerse allí? No lo sé. Quizás fue llamado por algún viejo mago alquimista. Quizás en algún apartamento del edificio en cuya terraza reposa, estaba lo que el ángel buscaba…
Dicen que no es Lucifer, que no cayó por envidia ni celos a la humanidad, dicen que no se había opuesto a Dios. Era solo un ángel que simplemente no estaba contento en el cielo. Y que había contemplado el amor, como solo se logra en la tierra.
El ángel simplemente no aceptó su destino corriente, pues el amor humano vivido desde lo alto no pudo sino conmoverlo hasta el punto de entender que su propia perfección que se ve desde la tierra, era monotonía vivida desde el cielo.
La estatua refleja el momento exacto de su caída. Sus pies hacia lo alto y su cabeza golpeando el suelo. Su cuerpo... inerte, pues solo se cae a la tierra dejándose llevar sin control alguno. No es la famosa estatua del parque del Retiro, coronando una fuente, majestuosa como el momento que representa. Es una estatua pequeña, desapercibida, extraña.
Si bien la Historia privilegia al ángel que cayó por soberbia, este ángel ignoto, cayó por amor.
Ese amor era tan humano, que no le trajo la paz celestial, sino que lo llevo a la confusión de los laberintos de la materia. Por que renunció a los cielos para venir a la tierra? Porque sintió como humano, y así fue más que ángel, más que hombre. Cayó a la tierra porque en realidad, nunca perteneció solo al cielo.
Dicen que no es el único, que otros ángeles sin nombre cayeron también.
Perdieron sus alas y caminan entre los humanos, sin serlo. Viven la realidad de la tierra sin sentirse contentos en ella, pues su esencia viene de lo alto. No son conocidos en la sociedad. Incógnitos, sufren la cotidianidad sin entender porque, pues con sus alas, se fue también su recuerdo del cielo.
Quien esculpió la estatua lo sabía, y por eso su obra. Discreta, como los mismos caídos. Solo visible a los ojos capaces de comprender.
Cuentan que la obra la esculpió una mujer, que se había enamorado del ángel. Ella también había conocido el cielo.
El amor de ambos era tan profundo que hacia brotar sus naturalezas divinas y con ellas todo el dolor de la tierra que las contenía. La imperfección de la materia, solo puede ser tolerada por aquellos que son de la materia.
Sin saberlo ellos buscaban su retorno, cada vez que su amor se expresaba, se sentían llegar al cielo. Pero así también la tierra los castigaba y el peso del mundo caía sobre ellos.
Dicen que nunca se dan por vencidos. Que en algún apartamento de ese edificio de la calle Mayor en Madrid, aun se encuentran a invocar su amor, pues sienten que es lo único que les revela quienes son. Aunque se han olvidado del cielo, saben que no creen en la tierra.
Pero padecerán la tierra hasta que su amor la venza y mientras tanto, deberán deambular por ella.
Los ángeles caídos viven el camino del eterno retorno, inquietos en la tierra, buscando y sintiendo un amor más grande que ellos mismos.
Son los herederos del cielo, siempre que logren que ese amor los rescate de la tierra.

En la calle Mayor esta esa misteriosa estatua sin nombre. Fija sobre una terraza, que pasa casi desapercibida a los ojos de los hombres. Discreta, como la historia que representa.

lunes, 2 de marzo de 2009

La verdad, que está en el más interior de los misterios, se parece al Sol; pues, sólo al ojo de un águila (el alma del hombre capaz de recibir la luz) le es permitido contemplarla. La mirada de cualquier otro mortal queda deslumbrada y la oscuridad lo rodea en la misma luz.
Jamás el gran algo, que está en lo más interior de los santos misterios, fue ocultado a la vista de águila de aquel que es capaz de recibir la luz.
Dios y la Naturaleza no tienen misterios para sus hijos. El misterio está sólo en la debilidad de nuestro ser, que no es capaz de soportar la luz y que aún no está organizado para la visión casta de la verdad desnuda.
Esta debilidad es la nube que cubre al santuario, es el velo que oculta el santo de los santos.
Pero, para que el hombre pudiese recobrar la luz, la fuerza y su dignidad perdidas, la divina amante se rebajó a la debilidad de sus criaturas y escribió las verdades y los misterios interiores y externos en el exterior de las cosas, a fin de que el hombre, por medio de ellos, pueda lanzarse al espíritu.

Karl Von Eckartshausen

jueves, 1 de enero de 2009

Las personas deficientemente motivadas malgastan sus vidas en la enfermedad llamada más, siempre tratando de adquirir más para sentirse completas y reparar su deficiencia.

Wayne W. Dyer

sábado, 24 de mayo de 2008

Comenzando...

Despertar de la conciencia. Ese es el propósito. ¿Que es despertar la conciencia? Desde el punto de vista esotérico es la conexión con nuestro yo superior. Desde la psicología jungniana, el acceso directo al inconciente colectivo. Desde el orientalismo, alcanzar la iluminación.
En otras palabras, lograr la plenitud humana, el vínculo más estrecho posible con lo Absoluto.
¿Es eso posible? Vale la pena intentarlo, ¿por que no?

miércoles, 7 de mayo de 2008

"Un hombre sabio – nos cuenta Jorge Luís Borges-, había consagrado toda su vida a buscar, entre los innumerables signos de la Naturaleza, el nombre inefable de Dios, la cifra del gran secreto. De tribulación en tribulación, es detenido por la Policía de un príncipe y condenado a ser devorado por una pantera. Lo meten en una jaula. Al otro lado de la reja que van a levantar dentro de un instante, la fiera se prepara para el festín. Nuestro sabio contempla a la bestia, y he aquí que al observar las manchas de su piel, descubre a través del ritmo de las formas, el número y el nombre que tanto y en tantos lugares había buscado. Entonces sabe por que va a morir, y que morirá exaltado… y que esto no es morir.
El Universo nos devora o nos entrega su secreto, según que sepamos o no contemplarlo. Es muy probable que las leyes más sutiles y más profundas de la vida y del destino de todo lo creado estén inscritas claramente en el mundo material que nos rodea, que Dios haya grabado su escritura en las cosas, como la grabó para nuestro sabio en la piel de la pantera, y que baste con una cierta mirada… El hombre despierto tendría esta cierta mirada." (L. Pauwels)