martes, 16 de agosto de 2011
Linger
sábado, 6 de agosto de 2011
lunes, 16 de mayo de 2011
Apuntes sobre Jung (parte 2)
Este proceso es quizás, el verdadero sentido de la vida. Aunque arquetípico, sus variantes y posibilidades son tantas como cada uno de los individuos que existen, por lo que el camino que recorra cada uno, solo es válido únicamente para esa persona que lo recorre.
domingo, 24 de abril de 2011
Apuntes sobre Jung

O aproximaciones a una psicología alquímica (parte 1)
¿Que buscamos cuando nos miramos a nosotros mismos? ¿Qué vemos?
Algo hay en algunos de nosotros que nos lleva a cuestionarnos. Que nos hace inconformes y padecientes del mundo, como un animal sacado del bosque en el que vive y llevado a vivir a otro lado, que tiene arboles y tierra, pero que no es bosque y mucho menos el suyo. Tanto tiempo en ese lugar, el animal empieza a perder conciencia de sí mismo (y muchas de sus capacidades se duermen, puesto que no son compatibles con ese entorno en el que vive).
Navegar por los mares del “si-mismo” junguiano es el trabajo del hombre que siente que no está en su bosque y quiere recordarlo, puesto que ansía el regreso sin saberlo.
El si-mismo es la piedra filosofal, o la materia prima de ésta. Se conforma de la sumatoria del consciente y del inconsciente, de la unión de los opuestos. Es la totalidad del ser. Este sí-mismo no es ajeno al mundo exterior, sino que se integra con él, conformando el inconsciente colectivo. En este gran “todo”, Jung explica la existencia de una relación entre la psique inconsciente y la materia.
El hombre corriente solo tiene en cuenta a la consciencia ordinaria y no se integra con la totalidad de su ser, y así el sí-mismo no se le revela. Podría decirse que “padece” a su inconsciente.
Pero el impulso interior de la realidad humana no puede ser detenido, aunque si adormecido. La insatisfacción que se siente frente al mundo o los abismos del vasto campo del inconsciente se revelan en los sueños, que expresan en símbolos las necesidades del inconsciente y arrojan pequeñas migas de pan en el camino de Hansel y Gretel.
Navegar por el sí-mismo debiera acercarnos a la “individuación” o el estado de realización personal. Esto no es lograr todos los bienes que uno quiere, sino la plena consciencia de nuestro sí-mismo. Es sentir la unidad. No es un conocimiento intelectual, es una transformación vivencial que no solo es pensada, sino fundamentalmente sentida, aprehendida.
jueves, 30 de diciembre de 2010
De Crísticos y Cristianos

Recibí un mail de una buena amiga mía a quien veo muy poco, con salutaciones generales por fin de año a su gente, en la cual me encontraba yo. Sabía de antemano que ella estaba por un camino espiritual cristiano.
En su mensaje compartía su alegría de sentirse “plena” con las elecciones que había tomado y expresaba que su deseo para el año que comienza es que todos logremos sentirnos de esa manera.
Confieso que la primera vez que leí el mensaje, sentí confusión. ¿Cómo uno puede sentirse “pleno” realmente? ¿En este mundo tan lleno de dudas y tribulaciones, alguien logra sentir la plenitud? Me alegró que lo haya logrado y a la vez me confundió, puesto que yo no he podido.
Plenitud nos dice el diccionario que es el apogeo, el momento culminante de algo.
¿Cómo es posible lograr eso en un estado cotidiano?
En la fe cristiana, claro, eso es posible por la “comunión con Cristo”. Esto es tomar sus enseñanzas y tener la convicción que su ser esta junto a uno y acompaña nuestros pasos. Es simple.
Cualquiera que se proponga un cristianismo sincero, debería lograr esa plenitud. Sin embargo, al repasar los evangelios, paradógicamente no he logrado captar que ese ser llamado Jesús, se haya sentido él mismo pleno. Por el contrario, padeció persecuciones, enfrentamientos, acosos, tribulaciones, angustias y un terrible martirio. Pero sin embargo, nada de esto lo desvió jamás de su camino, de su enseñanza.
¿Cuantos sufren también estos pesares? ¿Cuántos que a pesar de ello, persisten con entereza procurando ser mejores cada día? ¿Cuantos son cristicos?
Por otra parte, están los cristianos: aquellos quienes buscan la plenitud en la palabra. La paz de la comunión. La transformación interior hacia un estado espiritual armónico.
Así se nos presentan dos maneras de cristiandad. Los cristianos, que siguen la enseñanza de Cristo, tratan de practicar su doctrina del amor al prójimo y sintiéndose cerca de él siempre, elevan su espíritu. Son los faros de luz que contagian y se nutren.
Y los crísticos, que aunque tratan igual de seguir su enseñanza, padecen también la angustia del mundo, sufren sus vicisitudes y pese a la dificultad, tratan de llegar a otros como tratan de llegar a sí mismos. Son los guerreros, que descienden a los infiernos, antes de alcanzar el cielo.
La última acepción del término plenitud en el diccionario explica que “plenitud de los tiempos” es la época de encarnación de Jesucristo.
Que el 2011, nos haga plenos a todos.