jueves, 6 de marzo de 2008

"Hasta que Apolo llama a un poeta a su sagrado sacrificio, es vulgarmente silencioso, su alma duerme, y entre los insignificantes hijos del mundo, es quizás el más pequeño. Pero tan pronto como el Verbo Divino toca su punto sensitivo, el alma del poeta despierta como un águila. Se siente aburrido entre las diversiones mundanas, es un extranjero entre los chismes de la multitud, no inclina su orgullosa cabeza hacia los pies del ídolo popular" (A. Pushkin)

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