lunes, 28 de septiembre de 2020

Tiempos Interesantes

Siempre que escribo me imagino como el lector puede recibir el contenido que transmito. Y aunque es algo que me parece muy dificil de predecir, nunca puedo evitar hacerlo, con la esperanza de hacer llegar alguna suerte de mensaje, ya sea positivo, ya sea emotivo, a quien reciba estas líneas. En definitiva, la imaginación es una fuerza poderosa, que puede incluso construir realidades que hoy, ahora, no son, pero que sí sean mañana. 

Quizás por eso los niños imaginan tanto… no? porque es la forma en que están construyendo los cimientos del futuro que han de tener, aunque la vida siempre, siempre nos lleve por caminos insospechados. En cualquier caso es indispensable mantener viva la imaginación. Y en esto no es importante la edad, creo que tenemos que imaginar siempre. Diseñar en nuestra mente nuevos mundos, abrir múltiples posibilidades, porque como escribió Shakespeare “estamos hechos del mismo material que los sueños”. 

Y agrego algo más, en estos tiempos tan extraños para la humanidad, es cuando más necesaria es la imaginación. Soñar un futuro diferente, soñar lo que no tenemos, pero deseamos, es el requisito indispensable para salir airosos de los tiempos de dificultad. 

Creo que buena parte de lo que fue creado, en verdad fue soñado antes. Todos hemos sido soñadores. Algunos todavía lo seguimos siendo… y los que ya no…. Hay que repensarlo. ¿Por que dejaron de soñar? Me interesaría escuchar testimonios, posta. Lo único que voy a decir, animándome a adelantarme a algunas respuestas, es que no es admisible matar los sueños en defensa propia. ¿Que quiero decir con esto? Eso de dejar de soñar para evitar la frustración posterior del sueño incumplido, de la falla en su realización…. No. Quiero decirles, que eso es una trampa. La falsa sensación de seguridad del conformismo, de la falta de imaginación que nos sostiene al ahora tal como esta y nos lleva a no conflictuarnos con él. En una suerte de resignación anestesiada. No. No funciona. Creanme que no es por ahí. No para uds., los que me leen. Porque si han tomado conciencia de la situación, si pudieron darse cuenta del mecanismo negatorio de nuestros anhelos, entonces ya es tarde. Seria algo asi como ser Adan en el paraíso y comer del fruto del árbol del bien y del mal, pero pretender después hacer como si nada. No se puede. 

Yo recomiendo en estos casos, tomar coraje, respirar profundo, y mandarse nomas a soñar… a imaginar otras posibilidades, otras vidas, otras actitudes, otras elecciones. Animarse. No importa el resultado. No se trata de ganar o perder. Nada se pierde igualmente, sino todo lo contrario. Quizas aunque no lleguemos a concretar nuestros anhelos, seguramente podremos dar pequeños pasos hacia ellos. Baby steps, como dicen los ingleses. Y en definitiva, toda transformación empieza con un primer paso. Negarnos a esto es continuar navegando en el mar de la infelicidad de lo conocido. Ya fue…. No hay vuelta atrás, una vez que uno tomo conocimiento de estas aguas en las que se encuentra, no queda otra mas que luchar por salir adelante. 

¿Que pasa si parte de ese proceso implica soltar, romper el status quo, lo conocido, la cómoda infelicidad? Creanme que entiendo el problema. Da vértigo de solo imaginar la situación. Como esto no es un blog de autoayuda, no voy a salir con técnicas de superación o recetas para el éxito (si es que existe tal cosa), solo puedo ensayar una recomendación: siempre tengan un plan. Y si pueden tener dos, o tres, mucho mejor. Baby steps y planificación. Todo lo que puedo aportar. 

Mas allá, de ello, solo puedo transmitirles algo más: una oculta y remota convicción: creo que somos parte de un orden implícito. En ese orden cada uno de nosotros tenemos un rol que cumplir y por lo tanto somos arrastrados por una tendencia. No hay ningún tipo de explicación científica para esto, sí hay mucho debate desde lo religioso sobre la cuestión del determinismo o el libre albedrío. No viene al caso igual, embarcarse en eso ahora. Pero creo que cuando estamos plenamente sintonizados con ese orden, nos sentimos un poco mejor. Y permítanme un acto de fe más: no creo que el orden de nadie se trate de ser infelices. Ojo, tampoco creo que se trate de ser felices, eh? Sino más bien, de estar en forma, agiles sorteando dificultades y superando obstáculos, en definitiva, la vida misma. No se si hay otra felicidad más que esa. 

Podemos entonces transitar nuestro tiempo sumidos en el malestar rutinario (ya sea anestesiado o no), o activos en el incierto camino de soñar y tratar de que sea realidad… la elección es siempre nuestra. Se dice por ahí que existiría una antigua maldición china que consiste en desear al otro “vivir tiempos interesantes”. No se si eso es en verdad una maldición, me suena más bien a que la verdadera maldición es vivir tiempos que no lo sean.

sábado, 12 de septiembre de 2020

Apuntes de madrugada

Son casi las cuatro de la madrugada.  El tiempo corre más despacio a esta hora, en especial si el despertador se toma el día mañana. 

El silencio a esta hora sienta bien. Suelo estar dormido ya, pero a veces tengo algo para decir, o mejor dicho, escribir. Bueno, hoy en verdad no lo tengo, solo tengo la necesidad de sacar algo que está guardado. Los humanos guardamos muchas cosas dentro nuestro. Y es algo muy curioso, porque en general no sabemos que es lo que guardamos hasta que lo sacamos afuera.

Aristóteles estaba convencido que lo justo, lo bueno, lo perfecto, estaba en lo que los griegos llamaban “telos”, algo así como el propósito fundamental, la esencia misma de algo que determina su finalidad definitiva. Se suele poner como ejemplo la semilla: su “telos” es ser un árbol.

Para el ser humano esa finalidad es la realización, la plenitud. Seria algo así como la felicidad, solo que real y posible.  No me voy a referir a Aristóteles más que en esto que ya señalé. No porque no lo merezca, es quizás una de las mentes filosóficas más trascendentes de la historia de la humanidad, sino porque estas líneas no son para eso y además, él tenia claro que el telos se verifica en una polis correctamente gobernada que privilegia y tiende a la virtud. En Argentina, no sería el caso.

Conocer el telos de cada un no es tarea fácil. Me animo a decir que en la mayoría de los casos se viven vidas completas sin siquiera aproximarse a ello. Quizás por eso la felicidad es tan tangible como los ángeles.

En esta madrugada reflexiono y puedo reconocer que he dedicado buena parte de mi vida a tratar de encontrar mi telos. He dedicado tanto tiempo vital solo en sostener el temor de eludirlo… teniendo presente que el tiempo transcurre y cuando no busco el telos, entonces lo esquivo. Esta actitud puede ser frustrante (y lo es), pero también creo que es parte del instinto de supervivencia. 

¿Cómo me daré cuenta si lo encuentro? Sin duda habrá algo en mi sentir que me lo diga, obvio. Algún sentimiento sutil y poderoso, quizás. ¿O será tal vez una dirección de mi atención? Algo que al ser invocado hace que en ese instante toda la atención y la energía se dirijan allí, no por necesidad, sino más bien por devoción. Una vibración interior que nos confirma que no hay nada en el mundo que quisieras estar haciendo aparte de lo que en ese momento estas haciendo, con la certeza que estas cumpliendo la función para lo que has sido hecho. Ese sentimiento es el subproducto emergente de la presencia del telos.

Quizás mi telos está aquí y ahora, en estas líneas… quizás no. Pero declaro bajo juramento que voy a seguir tras de él. Es en verdad un juramento fácil, ya que creo que aunque quisiera, no podría hacer otra cosa… es que si la hiciera, solo reinaría el conflicto en mí, y a esta altura de la vida, preferiría evitarlo… salvo que sea absolutamente necesario, claro.