domingo, 21 de agosto de 2011

Apuntes sobre Jung (parte 3)

La Sincronicidad 
Solo luego de adentrarnos en entender el inconsciente colectivo, podemos posar nuestra mirada en uno de los conceptos más relevantes de Jung: la Sincronicidad… el Principio de la Coincidencia Significativa. Que es esto? Simplemente el correlato de un evento externo con una situación interna. Este correlato solo percibido por el observador y que, desde una perspectiva material resulta acausal, en realidad no lo es. Es que a decir verdad, la Sincronicidad poco tiene de simple.

Si entendimos que el inconsciente colectivo vincula las psiquis de toda la humanidad (aunque de una forma aún misteriosa), es fácil deducir que nuestras acciones y pensamientos hacen vibrar y responden a su vez a las vibraciones de otras conciencias, o mejor dicho, de otros inconscientes.

La Sincronicidad es atemporal, no está sometida al devenir lineal del tiempo sino que navega en él.

Sucede en un estado interior de nuestro ser que de alguna forma es alcanzado por un hecho, acción o palabra que sucede externamente. Este alcance puede producirse como causa o como efecto: pensar en alguien y encontrarle luego, tener un sueño y que se materialice mas tarde, observar un suceso que activa nuestra atención y que le damos un significado que se vincula con un evento ya sucedido o que sucederá en un futuro.

En la cotidianeidad, apenas si detectamos algunas de estas coincidencias significativas, pero nuestra comprensión de ellas es realmente muy escasa. Somos casi ciegos en un mundo lleno de colores, donde apenas si distinguimos entre luces y sombras.

Adentrarnos en el principio de Sincronicidad nos lleva a la puerta del Arcano Arcanorum: nada menos que el conocimiento de su funcionamiento, sus reglas y sus procesos, la estructura del “Orden Implicado” (como lo denomina Saint – Aymur).

Dicho de otra manera, si podemos desarrollar nuestra conciencia para entender la Sincronicidad, podremos no solo detectarla con toda la frecuencia que sucede, sino comprender su significado y mas increíble aún, podríamos tener la capacidad de generarla a voluntad.

Mientras tanto, permanecemos ignorantes del universo, viviendo en nuestros pequeños mundos, creyendo que nada nos vincula entre todos más que el aire que respiramos, sin siquiera entender lo que ese aire implica.

Sapiens Dominabitur Astris

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