Sólo se me ocurren tres cosas que puedo llamar constantes en el
universo. Realidades de las que nada ni nadie (absolutamente nadie)
escapa, más allá de cualquier circunstancia en la que se encuentre: la
vida, la muerte y la injusticia.
Sobre las dos primeras no hay mucho que aclarar, mas la tercera es la que no resulta tan evidente.
Sin embargo todos, sin excepción, padecemos la injusticia del universo
de una u otra forma. Esa inequidad que reina en esta realidad. La
asimetría que existe en todas las cosas.
Será por eso que la justicia es un valor? Quizás sea precisamente porque es escasa que nos resulta tan importante, no?
Que seres pierdan la vida para que otros sobrevivan. Que algunos
padezcan privaciones inmerecidas mientras otros disfrutan lujos también
inmerecidos. Hambre en un mundo de abundancia. Niños en Disney, niños en
la calle. Lujosas casas poco habitadas y millones que nacen y mueren
en la indigencia.
La vida y la muerte se debaten constantemente, se intercambian, fluyen. Y en medio de ellas... la injusticia.
Todo esta impregnado de ella. La encontramos con sólo mirar a nuestro
alrededor, observar a nuestro prójimo, a nuestros gobernantes, a nuestra
sociedad. La injusticia es permanente, o mejor dicho inmanente. Al
igual que lo es en la naturaleza.
Debo reconocer, no sin cierto pesar, que no hay forma de vencer estas
constantes. La muerte siempre existirá. La vida siempre encontrará la
forma de manifestarse. Y la injusticia siempre estará en el mundo como
un manto invisible que todo lo toca.
Me molesta creer que frente a la injusticia no queda más que la
resignación (confieso que este término no me gusta de forma alguna).
Quizás el error este en hacer un juicio de valor sobre ella (es decir
catalogarla como buena o mala). Tal vez el error sea en realidad, hacer
valoraciones sobre cualquiera de las tres constantes que señalé. La
muerte es buena o mala? Depende. Sin duda que la muerte de una bacteria
que esta produciendo enfermedad en una persona es algo bueno. Y por el
contrario, la vida de esa bacteria sería algo malo para esa misma
persona.
Quizás con la injusticia pase lo mismo, aunque creo que es más difícil
en el caso aplicar esto de la no valoración. A priori nos parece mal que
algo resulte injusto. Sin embargo, es dable pensar que en el orden del
universo, la injusticia es un factor decisivo. Si todo se volviera
justo, el mundo como lo conocemos llegaría a su fin. Viviríamos en un
insulso Edén límbico en el que nuestras vidas no tendrían el menor
sentido. La injusticia es la esencia del mundo. Lo justifica, lo ordena.
Pero obstinados, los humanos creamos el valor justicia. Lo creamos y
creemos tanto en él que promovemos en mayor o menor medida su constante
aplicación. Apelamos a la justicia (o a lo que cada uno cree que sería
justo en cada caso) casi permanentemente. La justicia para la humanidad
es más que un valor, es una perspectiva. Miramos al mundo y sentimos que
debiera tender a ser más justo, y muchos de nosotros tratamos en mayor o
menor medida de hacer algo para que así sea... Quijotesco!
Uff! La humanidad no deja de sorprenderme. Claramente es a veces un
Quijote frente a tremendos molinos. Algunos de los cuales, ayuda incluso
a construir!
Queremos un mundo más justo y a la vez somos partícipes y constructores
de enormes injusticias sociales. Es que nada escapa a las leyes del
mundo, mucho menos la humanidad misma. Y, como dije, la injusticia es
una constante.
Mi parte preferida de la Biblia reza, citando al maestro Jesús: "En el
mundo tendrán que sufrir, pero no teman, yo he vencido al mundo". No
puedo dejar de conmoverme cada vez que la leo.
Como simples mortales venimos al mundo a luchar con molinos. Pasa que
tal vez nos olvidamos que no vinimos por la victoria sino por la lucha
misma. Es que si de algo debemos estar seguros es: de la vida que nos
toco, de la muerte que nos tocará y de las injusticias que padeceremos y
disfrutaremos. Todo lo demás, puede o no pasar.
A estas certezas no podemos ganarles. Y en realidad no importa. No
vinimos para ganar sino para jugar el juego y dar la batalla por un mundo mejor. Al final
de la partida todas las piezas irán siempre a la misma caja. Y la
partida se repite ad infinitum. Lo que hayamos hecho en el mientras
tanto es lo único que tal vez, nos llevemos para la próxima.
Este entendimiento es quizás nuestra verdadera, real y única victoria sobre el mundo.
PD: Hoy termina el 2013 y como reflexión me doy cuenta que al comenzar el año no me hubiera podido imaginar que terminaba así. Siempre me pasa. Invariablemente, miro con fé al 2014. Felicidades.
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