Siempre que escribo me imagino como el lector puede recibir el contenido que
transmito. Y aunque es algo que me parece muy dificil de predecir, nunca puedo
evitar hacerlo, con la esperanza de hacer llegar alguna suerte de mensaje, ya sea
positivo, ya sea emotivo, a quien reciba estas líneas. En definitiva, la
imaginación es una fuerza poderosa, que puede incluso construir realidades que hoy, ahora, no son, pero que sí sean mañana.
Quizás
por eso los niños imaginan tanto… no? porque es la forma en que están
construyendo los cimientos del futuro que han de tener, aunque la vida siempre,
siempre nos lleve por caminos insospechados. En cualquier caso es indispensable
mantener viva la imaginación. Y en esto no es importante la edad, creo que
tenemos que imaginar siempre. Diseñar en nuestra mente nuevos mundos, abrir
múltiples posibilidades, porque como escribió Shakespeare “estamos hechos del
mismo material que los sueños”.
Y agrego algo más, en estos tiempos tan extraños
para la humanidad, es cuando más necesaria es la imaginación. Soñar un futuro
diferente, soñar lo que no tenemos, pero deseamos, es el requisito indispensable
para salir airosos de los tiempos de dificultad.
Creo que buena parte de lo que
fue creado, en verdad fue soñado antes. Todos hemos sido soñadores. Algunos
todavía lo seguimos siendo… y los que ya no…. Hay que repensarlo. ¿Por que
dejaron de soñar? Me interesaría escuchar testimonios, posta. Lo único que voy a
decir, animándome a adelantarme a algunas respuestas, es que no es admisible
matar los sueños en defensa propia. ¿Que quiero decir con esto? Eso de dejar de
soñar para evitar la frustración posterior del sueño incumplido, de la falla en
su realización…. No. Quiero decirles, que eso es una trampa. La falsa sensación
de seguridad del conformismo, de la falta de imaginación que nos sostiene al
ahora tal como esta y nos lleva a no conflictuarnos con él. En una suerte de
resignación anestesiada. No. No funciona. Creanme que no es por ahí. No para
uds., los que me leen. Porque si han tomado conciencia de la situación, si
pudieron darse cuenta del mecanismo negatorio de nuestros anhelos, entonces ya
es tarde. Seria algo asi como ser Adan en el paraíso y comer del fruto del árbol
del bien y del mal, pero pretender después hacer como si nada. No se puede.
Yo
recomiendo en estos casos, tomar coraje, respirar profundo, y mandarse nomas a
soñar… a imaginar otras posibilidades, otras vidas, otras actitudes, otras
elecciones. Animarse. No importa el resultado. No se trata de ganar o perder.
Nada se pierde igualmente, sino todo lo contrario. Quizas aunque no lleguemos a
concretar nuestros anhelos, seguramente podremos dar pequeños pasos hacia ellos.
Baby steps, como dicen los ingleses. Y en definitiva, toda transformación
empieza con un primer paso. Negarnos a esto es continuar navegando en el mar de
la infelicidad de lo conocido. Ya fue…. No hay vuelta atrás, una vez que uno
tomo conocimiento de estas aguas en las que se encuentra, no queda otra mas que
luchar por salir adelante.
¿Que pasa si parte de ese proceso implica soltar,
romper el status quo, lo conocido, la cómoda infelicidad? Creanme que entiendo el
problema. Da vértigo de solo imaginar la situación. Como esto no es un blog de
autoayuda, no voy a salir con técnicas de superación o recetas para el éxito (si
es que existe tal cosa), solo puedo ensayar una recomendación: siempre tengan un
plan. Y si pueden tener dos, o tres, mucho mejor. Baby steps y planificación.
Todo lo que puedo aportar.
Mas allá, de ello, solo puedo transmitirles algo más:
una oculta y remota convicción: creo que somos parte de un orden implícito. En
ese orden cada uno de nosotros tenemos un rol que cumplir y por lo tanto somos
arrastrados por una tendencia. No hay ningún tipo de explicación científica para
esto, sí hay mucho debate desde lo religioso sobre la cuestión del determinismo
o el libre albedrío. No viene al caso igual, embarcarse en eso ahora. Pero creo
que cuando estamos plenamente sintonizados con ese orden, nos sentimos un poco
mejor. Y permítanme un acto de fe más: no creo que el orden de nadie se trate de
ser infelices. Ojo, tampoco creo que se trate de ser felices, eh? Sino más bien,
de estar en forma, agiles sorteando dificultades y superando obstáculos, en
definitiva, la vida misma. No se si hay otra felicidad más que esa.
Podemos
entonces transitar nuestro tiempo sumidos en el malestar rutinario (ya sea
anestesiado o no), o activos en el incierto camino de soñar y tratar de que sea
realidad… la elección es siempre nuestra. Se dice por ahí que existiría una
antigua maldición china que consiste en desear al otro “vivir tiempos
interesantes”. No se si eso es en verdad una maldición, me suena más bien a que
la verdadera maldición es vivir tiempos que no lo sean.
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